Alfonso Zerwekh, académico del Departamento de Física de la Universidad Técnica Federico Santa María.
Hace unos días la imagen de un distante agujero negro capturó a nuestro mundo. Para una cultura sobreexpuesta a fotografías y videos, la imagen parecía bien rudimentaria y, sin embargo, la reconocimos como la imagen más importante en mucho tiempo. Y es que fotografiar un agujero negro es un verdadero logro y no solamente porque es la imagen de un objeto situado en el centro de una galaxia a 50 millones de años luz. Es más bien el logro de haber unido un grupo de científicos, ingenieros y técnicos, trabajando alrededor del mundo entero con un solo propósito: conocer mejor nuestro universo y hacer algo que nunca se había hecho. Personas distintas, de lugares distintos, con costumbres distintas, trabajando juntos con el único objetivo de conocer, eso habla bien de la humanidad.
Es claro que la imagen es un hito científico. Al ser la primera imagen directa de un agujero negro, es probable que aún no aporte muchos datos nuevos sobre lo que ya sabemos de estos objetos. Pero atravesamos un umbral que luego nos permitirá colocar a prueba nuestras ideas sobre la gravedad y el espacio-tiempo en regímenes extremos. En este punto vale recordar que hace cien años no sabíamos que existiesen galaxias. Hoy fotografiamos un agujero negro en el centro de una de ellas. Los mismos agujeros negros fueron predichos por la teoría de la Relatividad General mucho antes que pudiésemos tener evidencia de su existencia y hoy tenemos la imagen directa de uno de los productos más alocados de nuestra imaginación e intelecto. La humanidad parece estar para grandes cosas cuando trabaja unida en propósitos loables.
En el equipo que realizó la imagen, hubo participación chilena en distintos niveles. Chile también participa en otras grandes hazañas científicas internacionales como los experimentos de Física de Partículas realizados en el CERN donde no solo colaboramos en la medición y análisis de datos sino con equipos científicos construidos aquí. Chile está a las puertas de dar un salto cualitativo en su búsqueda del desarrollo. Antes éramos espectadores de los descubrimientos de otros. Hoy participamos y colaboramos. Si queremos, podemos avanzar y tomar posiciones de liderazgo. Oportunidades hay. Una de ellas sería la construcción del laboratorio subterráneo ANDES: un proyecto latinoamericano abierto al mundo donde podrían confluir experimentos de nivel mundial en Física de neutrinos y Materia Oscura y donde podríamos tener una posición relevante, además de ser una oportunidad de integración con nuestros vecinos latinoamericanos.
¿Qué nos falta? Decisión y voluntad de país. Necesitamos la convicción de que colocar dinero en ciencia no es gastar, sino invertir e invertir en lo mejor que tenemos, capital humano de alto nivel para ser capaces (junto con otros) de hacer lo que nunca se ha hecho, explorar lo desconocido y encontrar soluciones que de otra forma no podríamos siquiera haber imaginado.